Hoy ha fallecido Miguel Delibes. Para los que somos de pueblo los libros de Miguel Delibes son una continuación, plasmada en papel, de nuestra forma de ser. Nunca me he sentido, ni me sentiré, tan identificado en una obra literaria como me ha pasado cada vez que leo una de las obras maestras de Delibes, El Camino. Son ya varias las veces que El Camino me ha acompañado buscando el sueño como libro de cabecera, y tantas como lo he leído, han sido las veces que me he emocionado con su lectura.
Delibes ha plasmado como nadie la forma de ser de los que vivimos o hemos vivido en los pueblos castellanos.
Hoy no ha muerto Delibes, a partir de hoy la literatura de Delibes cobra mas interés para todos. Os invito, si no lo habéis hecho ya, a leer, o a releer El Camino, Viejas historias de Castilla la Vieja, Los Santos Inocentes, La sobra del ciprés es alargada, Las Ratas, El Hereje, Señora de rojo sobre fondo gris, Cinco horas con Mario, etc, etc, etc.
Delibes ha plasmado como nadie la forma de ser de los que vivimos o hemos vivido en los pueblos castellanos.
Hoy no ha muerto Delibes, a partir de hoy la literatura de Delibes cobra mas interés para todos. Os invito, si no lo habéis hecho ya, a leer, o a releer El Camino, Viejas historias de Castilla la Vieja, Los Santos Inocentes, La sobra del ciprés es alargada, Las Ratas, El Hereje, Señora de rojo sobre fondo gris, Cinco horas con Mario, etc, etc, etc.
2 comentarios:
Me uno a tus palabras y al sentimiento que acompañanan.
Volveremos a releer El Camino como si fuera la primera vez, trayendo a la memoria esos recuerdos de nuestra infancia que se vuelven a vivir y a sentir como si hubieran pasado ayer.
Esa es la magia de la literatura de D. Miguel, lo cuenta todo para que lo viva el lector en primera persona, con esa prosa recia castellana que te lleva en volandas para mostrarte los paisajes y gentes de esta tierra.
Aprovecho para leer las Cartas de amor de un sexagenario voluptuoso. La forma como llega a desentrañar las pequeñeces y manías de un solterón dice mucho del conocimiento que Delibes tenía de esos seres mediocres que encontramos en nuestro barrio. Nunca creí que un personaje tan sin historia tuviese tanto que decir de su vida. Sólo un escritor que hila tan fino en las vidas corrientes puede lograr que las cartas del sexagenario sean leídas con gusto.
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