Como es costumbre ancestral, el 3 de mayo se celebra en la
finca de El Zarzoso, situada en El Cabaco, la romería para celebrar la
Exaltación de la Santa Cruz, a la que acuden casi todos los habitantes
del municipio y pueblos de los alrededores, con todo el boato y ritos
que emanan de la tradición
El día 3 de mayo se celebra en la finca de El Zarzoso la
romería para celebrar la Exaltación de la Santa Cruz, representada por
el Cristo de la Luz, a la que acuden la mayor parte de los habitantes de
los pueblos de alrededor. Si ahora en coches, aún pudo verse un carro
engalanado, antaño en caballerías, carros o andando. Lo primero, antes
como ahora, es escuchar la misa, que fue concelebrada por nueve
sacerdotes y el vicario de la Diócesis de Ciudad Rodrigo y, además, con
el templo de Porta Coeli lleno hasta rebosar de fieles.
Tras la misa, en la que hubo toque de gaita y tamboril en el
ofertorio y la comunión, y bailes ante los santos, en la que no faltaron
las ofrendas, encabezadas por los mayordomos, y cánticos celestiales
por las hermanas franciscanas, incienso que impregnó todo el templo
-perfectamente cuidado, bello y con olor a flores, porque rebosaba de
naturaleza viva y coloriasta- se celebró la procesión. Corta, pero
intensa, en medio de la cual, y con las imágenes de la Virgen y del
Cristo de la Luz a espaldas de las fallas de la Sierra de Francia, los
fieles pudieron besar la reliquia. También hubo bailes y cánticos.
Al finalizar la procesión, todos los asistentes pudieron disfrutar
de un aperitivo en las instalaciones del convento de Porta Coeli,
inmenso, majestuoso el edificio en la colina verde de la presierra de
Francia. Antaño también había fuegos artificiales, tras los cuales, los
asistentes bajaban a la pradera para reponer fuerzas con la merienda que
cada uno había hecho el día anterior, después de comer se celebraba una
capea donde los más valientes daban unos capotazos a las vaquillas que
eran soltadas en la plaza de tientas, becerras de la ganadería de El
Zarzoso y, para finalizar esta fiesta, se organizaba hasta el atardecer
un baile público siendo amenizada bien con el tamborilero o por una
orquesta.
Monasterio de Porta Coeli
No obstante, como complemento a estos actos merece la pena visitar el Monasterio de Franciscanas de Porta Coleli en esta finca de El Zarzoso, comunidad de monjas contemplativas, visitar la iglesia, el retablo del altar y saborear los deliciosos dulces hechos por estas religiosas. El edificio del monasterio, cuya construcción proviene del siglo XV, forma un rectángulo irregular, con centro en el claustro, a partir del cual se disponen el resto de las dependencias. Un muro de unos 4 metros de altura, delimita la huerta del monasterio, y se extiende hacia el norte, en un profundo desnivel, que permite que el agua, cuyos nacederos se encuentran en la parte alta de la cerca, lleguen al monasterio por su propio peso.
En el ala oeste se sitúa la iglesia, edificio gótico, de una sola
nave, separada del presbiterio por un arco ojival de moldura ondulada.
Realizado en piedra de Villamayor, el presbiterio acoge en su frente un
espléndido retablo, con hornacina central y dos laterales, separadas por
columnas, expositor, sagrario y mesa de altar, todo ello realizado en
piedra policromada, y escudo franciscano flanqueado por dos ángeles, en
el piso alto. Las paredes laterales son, asimismo, de gran interés,
realizadas igualmente en piedra, tiene una composición similar, con dos
hornacinas enmarcadas en sendos arcos de medio punto, rematados en una
cenefa de piedra labrada, y separadas por medias columnas decoradas, con
escudos en piedra policromados en dorado, acogen un fresco y retablo de
piedra respectivamente.
El presbiterio se cubre mediante bóveda de nervios que apoyan en
basas situadas en el tercio superior de las paredes, al igual que las
que cubren la nave, aunque en este caso no se realicen en piedra de
Villamayor, como en el presbiterio. El acceso principal a la iglesia se
realiza mediante arco de medio punto, enmarcado en sillería de granito.
En el ala sur se localiza la fachada y entrada principal del
monasterio, a través de la cual se accede a un espacioso torno y al
claustro. A su lado la sacristía, que conserva en su parte alta dos
celdas originales, meintras que el resto ha sido acondicionado para usos
actuales. En el ala este se sitúan los locutorios, el comedor antiguo, y
las nuevas celdas de la comunidad en el piso alto. Al norte se sitúa la
cocina, despensas, comedores y la hospedería. Independientemente del
cuerpo del monasterio y de idéntica construcción, se localiza en la zona
suroeste del conjunto el edificio conocido como la Casa del Capellán,
de dos plantas, conserva la baja en su estado original.
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